La etapa de este sábado sorprendió a muchos, ya que Tadej Pogacar, favorito para la victoria, no logró alzarse con el triunfo. Esto podría influir en las apuestas, haciendo que los punters reconsideren sus apuestas en las próximas etapas del Tour, especialmente sobre el rendimiento de Pogacar y su equipo UAE, quienes no demostraron el control esperado en esta montaña.
La etapa de este sábado tuvo un perfil prácticamente idéntico a las jornadas de 1986 y 1989, el último año que acabó la carrera en la cima de la estación de esquí de Luchon-Superbagneres, una de las más antiguas de Francia.
El acceso, más allá de la propia carretera por la que subieron los ciclistas, se hace a través de una telecabina desde la localidad de Bagnéres-de-Luchon, a pie de puerto. AS llegó a la meta a las 14:00 y, todavía con más de tres horas para que llegasen los protagonistas, ya estaba toda la gente situada en el kilómetro final... con la niebla, y algunas gotas de lluvia, predominando.
Cierto es que la mayoría esperaba ver a Tadej Pogacar como triunfador, pero no fue el día. Y eso que el UAE trabajó durante la jornada, especialmente por estar Kuss y Simon Yates en la fuga, pero una vez vieron que no tenían opciones de poder hacer de ‘conectores’ con su compañero Vingegaard, la tensión fue diferente.
Obviamente Tadej no regaló la etapa, como ya avisó el día anterior, pero es obvio que si él y su equipo la hubiesen necesitado, el día se hubiese desarrollado de manera diferente.
“Arensman fue el más fuerte esta vez, hizo una gran ascensión y hay que felicitarle. Nosotros hicimos un buen trabajo y mantenemos el maillot amarillo en meta”, dijo el esloveno, que principalmente trató de evitar riesgos en los momentos más complicados del día.
“Hubo algún momento en el que estuve asustado bajando el Tourmalet porque seguía a mi compañero Sivakov y con la lluvia apenas veía la carretera. Tras subir un puerto así piensas que ahora viene el descenso para recuperar y no, en estas condiciones no eran las ideales. Fuimos algo más conservadores, sin cometer ningún error estúpido, y lo hicimos bien”, añadió el esloveno.
El mailot amarillo reconoció “no ser muy aficionado de la historia del ciclismo”, recordando las ascensiones del pasado en este puerto. En 1986 y 1989 esta etapa se hizo a 30,14 km/h y 31,10 km/h, respectivamente. Este sábado fue a 37,23 km/h.
Vingegaard, finalmente tercero y que intentó varios ataques en la subida final para acabar perdiendo escasos segundos en meta tras el rush final de Pogacar, dio el día por bueno.
“Al igual que en la crono, estoy muy contento con las piernas que tuve. Probablemente fue una de las etapas de montaña más duras que he hecho. Un día difícil para todos, por lo que es un logro haber logrado este resultado”, dijo Jonas, a 4:13 del líder en la general.
Sin Evenepoel, el tercero pasa a ser alemán Lipowitz, compañero de Roglic en el Red Bull Bora. “Estoy más que feliz”, destacó el teutón.
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